La sociedad europea se precipitó hacia una guerra que acabó siendo imparable. Los gobiernos, los militares, la prensa y los pueblos se sumergieron en un ambiente belicista que ignoraba la tragedia que se avecinaba y que facilitó el estallido de la guerra.
El auge de los nacionalismos
Los años anteriores fueron testigo de las tensiones nacionalistas en Europa. Reivindicaban su cultura, su autonomía o su independencia como por ejemplo en el imperio austro-húngaro ( checos, eslovacos, croatas...), en Rusia ( países bálticos, finlandeses, polacos...) y en Turquía (eslavos).
Tal era la actitud alemana frente a Francia o Rusia, la de Rusia contra Austria-Hungría y Alemania, la de Francia o Gran Bretaña contra Alemania. Ambos tipos de nacionalismos crearon una tensión en el continente que facilitó el camino hacia la guerra.
La carrera armamentística
En los primeros años del s. XX, las potencias europeas estaban inmersas en un proceso competitivo para aumentar y modernizar sus propias Fuerzas Armadas, proceso que se ha denominado "carrera armamentística".
Crecieron tanto en soldados como en armamento y los presupuestos militares crecieron. Nadie se opuso hacia esta carrera alocada hacia el desastre.
Al comenzar la guerra, los efectivos militares de la Entente era muy superiores a los de la Triple Alianza.
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